No tienes que ir a las lejanas galaxias
No tienes que ir a buscar Su Presencia a las lejanas galaxias, porque Él está más cerca de lo que crees: Él está en tí.
¿Dónde está la Palabra morando? No digas que está lejos, porque está cerca de tu corazón para que la confieses.
"Pero la justicia por fe dice así: No digas en tu corazón: ¿Quién subirá al cielo? (esto es, para hacer descender al Mesías.) O, ¿quién bajará al abismo (esto es, para hacer subir al Mesías de entre los muertos.) Pero, ¿qué dice? Cerca de ti está la palabra, en tu boca y en tu corazón. Esto significa la palabra de fe que predicamos. Si con tu boca confiesas a Yeshúa (Jesús) como Señor y crees que Dios lo levantó de entre los muertos, serás salvo, porque con el corazón se cree para justicia y con la boca se confiesa para salvación."
Vamos por partes, qué nos enseña la palabra de Fe que escuchamos: que ya Él resucitó de entre los muertos, por lo cual no tenemos que bajar a los abismos de la depresión a buscarlo, ni a los sepulcros de la muerte, porque Él vive. Que Él ascendió a la diestra del Padre, pero también nos envió Su Espíritu Santo Consolador como garantía de Su presencia en medio nuestro, entonces no tenemos que ir por encima de los Cielos a buscarlo, porque Su intención desde siempre fue tabernaculizar, vivir dentro de nosotros, en nuestros corazones, por eso es que somos templo y morada de Su Espíritu, ya que el habita en cada uno de Sus hijos.
"En un principio era el Logos (Davar, Palabra) y el Logos estaba ante Dios, y Dios era el Logos" (Juan 1:1)
"Y el Logos (Davar) se hizo carne y tabernaculizó entre nosotros, y contemplamos Su gloria..."(Juan 1:14)
¿Qué dice entonces? Cerca de ti está la Palabra. ¿Cuál Palabra? Él. El Verbo, El Logos. Él es la Palabra verdadera hecha carne que mora en nuestros corazones. El es la Palabra Viva que predicamos con nuestras vidas, o al menos eso deberíamos. La Palabra viva es Su Espíritu Santo que nos vivifica, no una letra muerta.
CREER, UN ACTO DE JUSTICIA. CONFESAR, CREACIÓN DE SALVACIÓN
Sabemos que de la abundancia del corazón habla la boca, si Su Palabra, su esencia misma, mora abundantemente en nuestros corazones, si o si de eso es lo que vamos a hablar. Lo vamos a confesar. Es un principio: lo que aguardamos en el corazón es lo que conforma nuestro sistemas de creencias y es lo que sale de nuestra boca. Lo que creo, eso hablo. Y si Le creo, estoy siendo justa, porque lo tengo a Él por verdadero. Pero si Lo confieso, estoy generando, creando salvación, porque dice la Escritura que de lo que yo hablare de eso me saciaré. Parece un trabalenguas, pero te doy un ejemplo:
Creí, por tanto hablé
Si crees siempre en lo malo, hablarás de tus preocupaciones y temores, muy probablemente generes esa atmósfera para tu alma y tu vida, al alinear tus pensamientos de esa forma, tu vida será una agonía completa. Por el contrario, si crees vida, hablas vida y te saciarás de vida; porque Su palabra dice que Todo el que en Él cree, no será avergonzado, estás haciendo justicia y recibiendo salvación porque estás creyendo en la VERDAD.
Primero se cree, luego se confiesa
Al creer que Él no está lejos, sino muy cerca, viviendo dentro de ti, que Su Espíritu vive en ti, estás trayendo justicia a la tierra, así como creyó Abraham y le fue contado como justicia.
Para concluir esta es la Palabra de Fe que confesamos: que Él habita en nuestros corazones, que nunca estamos solos, permanezcamos creyendo en ésta Su bondad, que Él siendo el Rey Supremo, se despojó a sí mismo para poder vivir con nosotros. Su anhelo profundo desde la Eternidad siempre ha sido morar y reinar con Sus hijos.
(Los negreados son propios para efectos demostrativos)
Tabernaculizar: Habitar como peregrino en especie de tiendas de campaña
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