Acsa, la mujer que se atrevió a pedir
Acsa fue la hija de Caleb que se atrevió a pedirle la bendición
Acsa es un nombre de origen hebreo que significa adornada o reventando velos. Su historia la encontramos narrada en la Biblia en 2 libros (Josué, capítulo 15, versículos del 16 al 20 y Jueces, capítulo 1, versículos del 12 al 15), lo cual me hace ver la importancia.
El relato Bíblico nos narra que Caleb, su aguerrido y valeroso padre, de la tribu de Judá, luego de conquistar su herencia en el monte de Hebrón, siguió avanzando hasta llegar a un lugar llamado Quiriat Sefer, y aquél que conquiste ese territorio, le daría por esposa a su hija Acsa. Primero que todo es importante aclarar el tiempo y el contexto, en la cultura oriental de aquella época el matrimonio se pactaba de esa manera. Algo que me llama la atención es que Caleb, como buen padre, no quería para su hija a cualquiera, sino un esposo esforzado, valiente y conquistador, ya que representaba un gran reto lograrlo pues se trataba de tierras habitadas por castas de gigantes. Entonces se levantó Otoniel, hermano menor de Caleb, también valiente y aguerrido y conquistó aquella tierra y le dan por mujer a Acsa. Esta osada mujer incita a su esposo para que pidiera algo más, pero al final fue ella misma quien habla a Su Padre y le hace la petición. Muy decidida, se baja del asno cuando proseguían avanzando su camino, llamando así la atención de su padre, quien le pregunta: ¿qué tienes?; ella con gran seguridad, respondió: "Concédeme una bendición, por cuanto me has dado sequedales (Neguev), dame también manantiales de agua." Y Caleb, hombre con tantos atributos, le otorgó en abundancia la petición, porque le dio los manantiales de arriba y los manantiales de abajo. Para que te hagas una idea de la trascendencia de esta intrépida acción por parte de Acsa, esa fue la herencia de los hijos de Judá por sus familias hasta hoy.
Esta mujer tuvo la visión para que el desierto tuviera arroyos. Ella aceptó su tierra desierta: El Neguev, pero pidió más para transformarlo: aguas para hacerlo florecer. De sequedales, se convirtió en una tierra particular que florece cuando fluyen los torrentes y cuando Dios envía su lluvia a Su tiempo: los manantiales de arriba y los de abajo. Esta mujer, como su nombre lo señala, tuvo la gracia y la visión para atreverse a pedir la bendición que fuera la herencia para sus futuras generaciones. Actualmente El Neguev no es un desierto común, por eso es un símbolo de esperanza y fue la herencia de un matrimonio que con la ayuda de Su Dios, supo conquistar y pedir a la vez.
"¡Haz volver a nuestros cautivos oh YHWH, como haces volver los torrentes del Neguev! Los que siembran con lágrimas, segarán con regocijo." (Salmo 126:4-5)
Siempre habrá cosecha para quienes siembran en El Neguev espiritual del Señor, un desierto precioso de intimidad donde los torrentes del Espíritu Santo refrescan nuestra vida.
Cuando nosotros decidimos creer y entregar nuestra vida a Yeshúa (Jesús) El Mesías, El hijo de Dios, Nuestro Padre Celestial nos envía Su Espíritu Santo, sus ríos de agua viva, manantiales en los cielos y en la tierra. Como Él dijo estando en la tierra:
"El que cree en mí, como dice la escritura, de su interior correrán ríos de agua viva. Ésto dijo del Espíritu que habrían de recibir los que creyesen en Él" (Juan 7:38-39)
Atrévete a pedir como Acsa, pero pedir bien, no para gastar en deleites como dice Jacobo (4:3). Pide al Padre la llenura del Espíritu Santo. Si Caleb siendo hombre, bendijo a Su hija de esa manera, como no nos bendecirá Nuestro Padre, cuyo amor es perfecto y nos dará más abundantemente y mejor de lo que pedimos.
"Pues si vosotros siendo malos, sabéis dar buenas dádivas a vuestros hijos, ¿cuánto más vuestro Padre Celestial dará El Espíritu Santo a quien se lo pida?" (Lucas 11:13)
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