Santidad en Unidad

     Cuantas veces canté "Santo, Santo, Santo" sin dimensionar lo que realmente significa. Es que tenía arraigado un paradigma equivocado.  Desde temprana niñez nos enseñaron que un Santo es el que no hace nada malo. Y en sentido amplio y muy muy general podría decirse que Si. Pero esto va mucho más allá, es más profundo creo que infinito, inescrutable, creo que es insondable la Santidad del Dios Eterno, nuestro Padre. 

     El otro dia  le pedí: Revélame qué significa tu cualidad de Kadosh (Que es la palabra hebrea para Santo) y me puse a alabar cantando una canción que lleva por nombre Kadosh... Inmediatamente vino a mi la palabra: ININMUTABLE y sentí que debía anotarla. Así fue. Seguí alabando, orando fue cuestión de varios dias éste proceso. Y la verdad voy a tratar de explicar con Palabras lo que en El Espíritu, orando, se me permitió ver, cosas que con mi mente no podia ni si quiera idealizar.

     Se me permitió Ver que Santo (Kadosh) es Él y sólo Él. Que su composición es de una sola sustancia, de extrema pureza, no hay una partícula diferente en Su esencia. Es Ininmutable, porque no hay cambios en El, Su estado no varía, ni Su manera de pensar, ni lo que dice, es firme, estable e indubitable. Es Indivisible, porque es una Unidad completamente compacta en sí misma. Acá hablamos de la palabra hebrea Ejad (unidad) 

(Nota: Sé que a muchos no les gusta el hebreo, pero es importante que conozcamos el idioma original de los inicios de nuestra Fé. No quiere decir que nos convirtamos en eruditos pero si conocer e indagar porque realmente aporta muchas riquezas que desconocemos y nos lleva al contexto original y primitivo).

     La palabra Ejad o Unidad está muy, muy estrechamente vinculada a Santidad.

     Encontré una definición en un blogg que ensambla perfecto con la percepción que El Señor me dió. Ejad es:

“Unión particular, armoniosa, perfecta, complementaria e indivisible que preserva la individualidad, complejidad e integridad de cada uno de sus elementos o miembros constitutivos.”  (Conrado Ricardo Umaña Rojas, Costa Rica)

  Entonces sabemos que El Padre, El Hijo Yeshúa y El Espíritu Santo son una Unidad perfecta.

     Yeshúa dijo: El Padre y Yo somos uno. De esa misma manera, esa es la voluntad del Padre, que seamos uno con Él. Para verter sobre nosotros Su Santidad y habitar en unidad familiar compacta, lo cual es Su cuerpo. El no quiere ser El Solo. Quiere habitar en Unidad con Su familia.

     Su Santidad muestra que es apartado,  su pureza es tal que es imposible que se asocie, osea que no se junta ni se mezcla, ni mucho menos se diluye. Él atrae hacia sí mismo lo que es suyo, para limpiarlo y llenarlo de Su Sustancia, para caminar con Él, y eso sólo es posible llevando Su yugo. Por eso no le agrada el yugo desigual, porque sería una mezcla de esencias cuyos fundamentos serían diferentes y no se llevaría a conclusión un propósito común. Antes se usaban unos animales con una tabla de madera que los unía para trabajar juntos en la tierra. A esa tabla de madera se le conoce como Yugo. Por eso a los casados se les llama Cónyugues, porque son compañeros en el mismo yugo, con una misma finalidad. Ahora bien, a nosotros nos une a ÉL una tabla de madera también: la Cruz, ese debe ser nuestro Yugo, el cual nos santifica, nos aparta y nos hace consubstanciales (copartícipes e inseparables)de Su naturaleza divina. Por eso, Su anhelo es que seamos Ejad con El, para que podamos participar de Su santidad, no hay otra manera. El sólo quiere Darse una vez más asímismo a nosotros, compartir lo que es Él...

     Cuando estamos en comunión con El Padre (común acuerdo y unidad: ejad) somos indivisibles. INSEPARABLES de Él, y podría decir que INVENCIBLES (más que vencedores)...


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