El trauma de la traición
No podemos imaginar el dolor de una traición hasta que lo experimentamos. Una traición es considerado un trauma, porque es una situación que causa una herida emocional y psicológica impactante y que pudiera ser duradera.
Ciertamente cuando
comenzamos el peregrinar de la mano del Maestro, se nos dijo que “en el mundo
tendríamos aflicciones”. Al pensar en ello es fácil imaginarnos a terceros o a enemigos causándonos un daño. Pero nunca imaginamos que esa aflicción sería causada por nuestro íntimo amigo.
¿Qué es una traición?
En el Salmo 55 podemos palpar el dolor que sintió David cuando su compañero de íntima comunión violó el pacto de amistad que guardaban. Nos preguntamos entonces, ¿qué es una traición? Es
una falta que quebranta la lealtad o fidelidad debida. Si, te defrauda tu más
íntimo compañero, el de tu equipo, no un tercero, sino tu confidente, tu
hermano, tu amigo. Eso nunca lo esperamos de esa persona ¿no?, de cualquier otro si, pero no de esa persona; por eso es traición, porque se quiebra ese pacto de fidelidad,
transparencia, ese “hasta la muerte”. Sin embargo, también se nos dijo que “nuestra confianza no puede estar en hombres”, pero, ¿Porqué es tan importante ésta advertencia? Porque el hombre es falible y
propenso a errar, si tu vida o tus más importantes asuntos dependen de un
hombre, cuando éste falle –no hay uno que no falle-, tu vida se tambalearía y
cosas terribles podrían suceder. Es por ello que nuestra confianza y nuestros ojos estén puestos en El Autor
y Consumador de la Fe (fidelidad). Nuestro mejor amigo y confidente fiel, amado, esposo, que nunca nos traicionará. El que ama nuestra alma.
Cuando el trauma de la traición te golpea
Ahora bien, te traicionaron, fuerte y profundamente, duele en los huesos. Pedes sentir literalmente la estaca invisible en el corazón. Y quizás te preguntas el
porqué tantas veces. Caes en rumia mental. La respuesta es Judas. Si, Judas, cuyo nombre en el
original hebreo significa paradójicamente “Alabanza a Dios”. Todos
conocemos su historia, siendo uno de los escogidos, en lugar de alabanza, entregó por unas cuentas monedas al Señor que Lo escogió. Él representa la más alta traición en toda la Escritura
y en toda la historia de la humanidad, incluso en la cultura popular mundial, es símbolo de fraude y la
personificación de la maldad. El final de Judas fue tan sombrío como su vida misma. Se quitó la vida ahorcándose. Si lo vemos como una parábola fue “la traición” quitándose la cabeza; el príncipe de este mundo, el inicuo y adversario perdió toda autoridad. Sin embargo, su traición era NECESARIA para que se cumplieran las Escrituras. Fue el paso que trazó el camino a la Muerte, Resurrección y Redención de TODA la humanidad, a cargo de nuestro Amado Yeshúa.
¿Qué harás ahora? ¿Sumergirte en el más profundo dolor y sucumbir ante la adversidad? ¿O recordar que Nuestro Redentor vive y venció al mundo? Levántate, vuela, muévete de ese hoyo cenagoso y oscuro de recuerdos tormentosos. Vuela como quiso volar el Rey David, vuela con las alas del Espíritu Santo que te ofrece El Señor Yeshúa si le entregas a El tu corazón roto, alas cuyas consolaciones te envolverán y te harán acceder a las alturas sublimes de la sanidad y descanso. (Por favor lee salmo 55:6-7). Clama al Señor por las alas de la verdadera libertad emocional y mental. Puede que esa traición que te rompió por dentro, sea el camino seguro a tu promoción.
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