El ídolo de la preocupación
Dime qué te preocupas, y te diré que ídolo estás fabricando
Cuando nos preocupamos estamos -inconscientemente- modelando un ídolo, que sin darnos cuenta nos montamos en la espalda como mochila de cosas innecesarias, convirtiéndose en una pesada carga que muy sutilmente nos arrastra a un cautiverio.
Al despegar nuestra mirada de LO QUE SÍ SALVA, y poner nuestros ojos en esa preocupación o en buscar la forma de solucionarlo en nuestras fuerzas, formas y tiempo, nos fatigamos, nos desesperamos en el intento, aún nos convertimos en bestias de carga porque perdemos el entendimiento, al final nos salimos de nuestro DESCANSO, en lugar de "Mirarlo a Él y ser salvos en todos los confines de la Tierra".
En el libro de Isaías (45:20 - 46:7) El Padre Eterno nos explica cómo dejar de confiar en Él nos convierte en idólatras y bestias de carga. El preocuparnos no hará que salgamos victoriosos de la situación, al contrario, nos hace perder el foco, el entendimiento y la visión Divina, para luego llevar una carga pesada que nos hará entrar en cautiverio y esclavitud. Recuerda Sus palabras, Nos cargó desde la matriz y Lo seguirá haciendo hasta la Eternidad. Nosotros mismos no podemos ni con nuestro propio peso, cuanto más nos hundirá llevar a nuestra costa un peso adicional. Por mucho que nos afanemos o preocupemos, esa actitud no nos librará, ni hará que resolvamos el problema.
Nuestra mente si no la aprendemos a domar, se puede convertir en una fábrica de ídolos. Ahí donde se posa nuestro corazón, es ahí donde está nuestra mayor riqueza, aquello que más amamos u odiamos, aquello que más tiene nuestra atención y cuidados, en lo que más pensamos, eso se puede convertir sutilmente en ídolo. Nuestro tesoro Eterno está en los cielos, y tenemos que aprender a descansar en eso. Los tesoros en la tierra pasarán, son temporales y nos destruyen. Que nuestros ojos sepan posarse en la riqueza celestial donde esta nuestro Señor intercediendo por nosotros.
Los ídolos se convierten en una carga que tarde o temprano nos hará desplomar
Y entiendo, no es fácil, en esta vida hay toda clase de situaciones, unas más fuertes que otras. Pero tenemos que aprender a descansar en la presencia de Dios para que podamos liberar nuestra alma de pensamientos y preocupaciones que nos agobian y nos roban la vida. Basta de rumiar con toda esa paja seca que no nos alimenta. La rumia mental puede convertirse en un problema serio de salud que incluso podría volverse en síntomas físicos Es cada día un soltar, desahogar, dejarle a Él todo aquello que busca robarnos lo que solo a Él pertenece: toda nuestra mente, toda nuestra alma y toda nuestras fuerzas. Otra acción que puede ayudarte es hablar tus problemas con algún hermano que consideres sabio y prudente en tu comunidad de fe, para que así se cumpla el mandamiento de llevar mutuamente las cargas, ya que nos necesitamos como cuerpo, como hermandad; y si no confías en nadie, porque puede pasar, busca ayuda de profesionales creyentes en nuestro Señor Yeshúa, porque en la multitud de consejeros está la sabiduría y créeme, cuando hablas, descargas todo eso que llevas acumulado en la mente y le das otra forma.
Concluyo con recordarte: Aprende a descargar para descansar. Primero delante de Dios, Su Santo Espíritu te llenará de su consuelo y paz, luego con la hermandad. No podemos solos, nacimos como seres relacionales que necesitan comunicarse con los demás, es parte de nuestra naturaleza. El yoismo, el encerrarse en uno mismo, no te va a sacar del atolladero. De hecho, está suficientemente demostrado que el salirse de uno mismo para atender necesidades de otros y ayudar al prójimo tienen efectos positivos en la salud mental y física de quien ayuda; además ¡surte efectos devastadores contra la idolatría!
Si nosotros mismos necesitamos ser cargados, ¿cómo pues podríamos llevar tanta carga? Simplemente no podemos…
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