NOEMÍ: De la Desesperanza a la Consolación
Cuando la esperanza se pierde por completo
"Nuestros huesos están secos: nuestra esperanza se ha desvanecido: estamos del todo perdidos" (Ezequiel 37:11)
La historia de Noemí puede consolarnos
Hoy quiero compartir acerca de la vida de una mujer de la que poco se habla pero que me ha servido mucho en esta temporada. Ella es Noemí. Mucho hemos escuchado acerca de Rut por sus acentuadas virtudes, incluso el libro que narra la historia de ambas mujeres se llama Rut. Pero la historia de Rut no sería posible sin una Noemí. Para resumir, Noemí fue una mujer judía temerosa de Dios que vivía en Betlehem (Casa del Pan), en la época donde gobernaban los jueces, es decir cuando todo el mundo hacía lo que bien les parecía (Jueces 21:25) y a causa de una hambruna, ella se fue con su esposo Elimelec (Dios es Mi Rey) y sus dos hijos a habitar temporalmente en Moab, lugar donde reinaba la idolatría y el paganismo.
El amargo rostro de la desesperanza
Estando en ese lugar muere su marido. Luego sus hijos toman por esposas a dos moabitas, cuyos nombres eran Orfa (La que da la espalda) y Rut (amiga); aún cuando éste tipo de pacto estaba expresamente prohibidas por el Eterno en la Ley por ser un pueblo enemigo. Luego murieron también sus dos hijos, y Noemí quedó en una condición de indefensión, vulnerabilidad, y desprotección total, sin contar con el profundo dolor y desesperación ante sus grandes pérdidas. Hasta este punto Noemí se habría convertido en un blanco de Poda Divina: Perdió su lugar de residencia, sus posesiones en su tierra, sus amistades, su esposo y ahora a sus hijos; irremediablemente Noemí perdió hasta la Esperanza, para ella no había ya un futuro y un porvenir. Sin embargo, tenía a Su Dios. En aquel tiempo escuchó que El Eterno visitó a su pueblo para darle Pan, para bendecirlos, porque Él es bueno, fiel. Decide entonces volver a su Tierra e insiste a sus yernas que se devuelvan cada una a su pueblo, a sus familias y las bendijo mientras ellas lloraban porque la amaban mucho. Pero es que Noemí se veía a sí misma seca, sin nada que ofrecer, sin esperanza; y su falta de esperanza se convirtió en una terrible amargura.
Según los Mandatos Divinos existía un derecho de redención, que consistía en que el hermano o un pariente cercano del difunto, si no dejó descendencia, debe casarse con la viuda para no dejarla desamparada y levantarle descendencia (Deuteronomio 25:5 en adelante). Esto es muy importante para comprender los hechos a continuación.
Después de mucho insistirle y mucho llanto, una de las yernas, Orfa, decide volver a su pueblo y a sus dioses. Pero Rut, su amiga, se mantuvo firme en su convicción, y decidió seguirla y al compromiso de Su pueblo y su Dios y aunque el viaje de vuelta era en subida no sería nada fácil, siguió apegada a Noemí.
Ésto me habla a mí del gran testimonio de Noemí, pues con su vida demostró a Rut quien es el Dios de Israel, tanto así que no le importó dejar su tierra, costumbres ni su legado. Ella decidió seguir las pisadas de aquella mujer sabia que le mostró un mejor camino, aunque amargada y afligida, Noemí no dejó de servir al TODO PODEROSO, EL SHADDAY, como a ella se le había revelado, porque aún no se le había revelado como Su REDENTOR.
El punto es que Noemí no sabía, ni se imaginaba lo que Nuestro Dios, Su Dios, estaba planificando detrás de la escena para ella, una mujer resignada, que no podía ve su bendición, amargada de espíritu, pero aún temerosa del Señor, y que muy en el fondo de su corazón todavía quedaba esa pequeña semilla de Fé porque de lo contrario no hubiese regresado al lugar del que escuchó Dios había visitado para bendecir.
Me llama la atención que al regresar a Bet-léhem, las mujeres estaban asombradas de ver a Noemí, pues "lo había perdido todo", hasta ahora... Me gusta también que ella no titubeaba en reconocer el estado de su corazón, y además lo confesaba: "Estoy en amargura", ella les respondía a aquéllas mujeres, incluso vemos como aún su identidad perdió pidiendo que le llamaran Mara (amargura).
Llegaron así a Bet-léjem justo al principio de la siega de la cebada, es decir para la época de la festividad de Shavuot. Nada más y nada menos que la misma época del año en la que más tarde El Padre derramaría Su Espíritu Santo, Su consolador Prometido en medio de Su Pueblo. Para que veamos nada es casual en las cosas del Señor. Mientras tanto, El sigue tras la escena.
Resulta que Noemí se había olvidado que tenía un pariente redentor cercano por parte del marido, muy rico y poderoso llamado Booz (en Él hay fuerza) y Rut se fue a trabajar para conseguir el sustento de ambas y espigó PRECISAMENTE dice la Palabra, en el campo de Booz, y también PRECISAMENTE en ese momento él llegó y se interesó por quién sería la joven. Los segadores le informaron que era Rut la joven que había vuelto con Noemí de Moab. Obviamente ya todos en el pueblo sabían la historia de Noemí y su yerna, ambas viudas, y sobre la valiente decisión de su yerna, por lo que Booz como hombre piadoso que era, mandó a los segadores a que dejaran caer en abundancia para ella, cumpliendo así la ley de misericordia para los extranjeros y además le brindó su protección. En ese lugar recibió muy buen trato y misericordia y siguió trabajando allí, aunque seguía viviendo con Su suegra Noemí.
Entonces Noemí recordó que PRECISAMENTE ese pariente cercano suyo era Booz, de quien ella tenía buen testimonio, y como toda buena "madre" quería buscarle un buen futuro a su "hija", un futuro de reposo, y sabiamente la aconsejó: que se ungiera y se pusiera sus mejores vestidos, y al irse a dormir se acueste bajo la cubierta de los pies de Booz, a lo cual Rut obedeció fielmente. En éste momento, con este ritual, Rut esta pidiendo validar su derecho a redención.
La respuesta de Booz no se hizo esperar, pero siendo un hombre íntegro, sabía que había un pariente más cercano que él y no quiso usurpar ese derecho, así que diligentemente fue donde su pariente para solucionar éste asunto cumpliendo con las formalidades del caso, por lo que legalmente obtuvo tal derecho. Ésta noticia fue de gran alegría al pueblo y los bendijeron.
Booz y Rut se casaron y El Padre les concedió tener un hijo... y las mujeres, aquellas mismas mujeres que vieron a Noemí regresar con las manos vacías le dijeron:
"¡Bendito sea YHWH que no ha permitido que te falte redentor el día de hoy!¡Sea pues su nombre famoso en Israel!¡Sea para ti restaurador del alma y sustentador de u vejez! Porque tu nuera, que te ama, le ha dado a luz, y ella te vale más que siete hijos!"
Cuando la desesperanza se torna consuelo
Entonces Noemí fue la nodriza de nada más y nada menos que del abuelo del Rey David, linaje real de donde más tarde vendría Nuestro Redentor, Salvador y Consolador.
Vemos en la vida de Noemí la presencia del Señor entretejida al cumplimiento as de sus promesa. La primera que recordé fue la que dice que Aún en la vejez dará fruto. Mucho que aprender de ésta historia real de mujeres reales. Muchas veces como Noemí pensamos que fuimos olvidadas, aquí ya no hay más nada que hacer, pero El Señor te dice: ¿Porqué piensas que ignoro tu causa? Nunca te dejaré, Soy quien te ha cargado desde que naciste, y lo seguiré haciendo hasta el final.
Recuerdan al principio de la historia cuando vieron subrayada la palabra TEMPORALMENTE, es porque así son las pruebas y las aflicciones cuando vas de la mano del Padre Eterno. Puedes pensar que nunca va a terminar ese proceso, así como Noemí resignada pensaba que ese iba a ser el fin de sus días. El Señor dice en Isaías 40, Consolad a mi Pueblo y dile que Su dura milicia ha terminado. Ese es el mensaje de nuestro Mesías. ¡¡¡¿Cuándo pensó Noemí que tendría en sus brazos un nieto para abrazar?!!!
El pueblo está herido y El Padre Lo sabe, nos quiere sanar heridas emocionales, Le agrada que reconozcamos, aceptemos y confesemos ante Él nuestro corazón, que hay dolor, amargura, aflicción, nuestras emociones, aflicciones, sentimientos, como Noemí y Ana (1 Samuel) que conocían el estado de su corazón afligido, El mundo enseña que hay que disfrutar, y nos invita a ocultar nuestros sentimientos y emociones. En el mismo pueblo de Dios puedes escuchar "no llores tu tienes al Señor, estás bendecida y en victoria"...¿Cómo le dice eso a quién pierde un ser querido? ¿O a quien es abandonado, rechazado, abusado?; ¡Es sano llorar!. El Señor Yeshúa (Jesús) lloró, y Él es el Señor y Amo. El es nuestro Perfecto Consolador, Su Espíritu Santo en nosotros, El nos ayudará al amanecer♡
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