Una comida mejor

  ¿De que tienes hambre?

Cuando tenemos hambre, el enemigo aparece para tentarnos, puede tratarse de necesidades válidas que Nuestro Creador puso en nosotros, puede ser amor, afecto, atención, trabajo, una pareja, y en general, situaciones normales de la experiencia humana. Tú, ¿de qué tienes hambre hoy?

El diablo intentará insistentemente ofrecerte platos de lentejas. Te invitará a convertir las piedras en pan, e incluso te mostrará suculentos manjares visualmente apetecibles, pero nada nutritivos para tu alma ni espíritu. No es cuando estás saciado que el enemigo de nuestras almas aparece con la mesa de Jezabel servida, es cuando tienes hambre.  Yo vengo a decirte que tenemos una comida mejor que si sacia.

El pasaje de la samaritana, en Juan 4, aborda nuestras más elementales necesidades humanas, haciendo un gran contraste entre lo que es la bebida y comida natural, y la verdadera necesidad que nos apremia, la cual fue la necesidad que apremió a Nuestro amado Yeshúa (Jesús). Mientras los discípulos y la samaritana estaban enfocados en satisfacer sus necesidades temporales, y en ello gastaban sus fuerzas, energías y recursos, nuestro Señor les estaba dando enseñanzas que iban más allá de lo que su cuerpo o sus necesidades temporales les hacía buscar: La Vida Eterna.

Los discípulos iban en busca de la comida natural, y fueron a comprarla. Él les respondió "tengo una comida mejor", y es terminar la obra para la cual fuí enviado.

La samaritana buscaba agua en el pozo, a pleno calor abrasador del medio día, con su propio cántaro, Él le respondió que al beber de esa agua del pozo volvería a tener sed, "Yo te ofrezco un agua que te saciará, no tendrás sed, sino que brotará en tu vientre para vida eterna".

Una Comida Mejor

En otro pasaje en Juan 6. El Señor exhortaba al pueblo a trabajar, no por la comida que perece, sinó por aquella que a Vida Eterna permanece que El hijo del hombre les dará, es decir El Pan de Vida. Él mismo es el Pan de Vida: Masticar su carne, hacer su voluntad, en Su carne el cumplió todos los mandamientos y la Torah. Él es nuestro Pan de vida, el alimento que nos sacia completamente, comamos su carne, seamos uno en común unión con Él, cumplamos su voluntad, llevemos nuestro madero, comamos la mejor comida.

Hay muchos ejemplos en las Escrituras de personas que tuvieron hambre, entre esas está Esaú, quien menospreció su primogenitura al preferir saciar su hambre temporal con un plato de lentejas. Si hacemos una pequeña comparación con Nuestro Señor Yeshúa (Jesús), podemos ver que ambos tuvieron hambre, ambos fueron tentados, sin embargo, la mente de Esaú estaba en lo terrenal y temporal, mientras que la mente de nuestro Amo siempre se mantuvo en lo Eterno, en la Palabra que sale de la boca de nuestro Dios: cumplir la obra para lo cual había sido enviado: La Muerte en el Madero para darnos Vida Eterna.

Es muy probable que José, uno de los patriarcas, como hombre haya tenido otro tipo de apetito, pero puso su mirada en lo Eterno, prefirió huir de la esposa de Potifar quien lo hostigaba durante muchos días a tener sexo con ella; al igual que Moisés quien prefirió la aflicción del pueblo de Dios, antes que el gozo temporal del pecado.

Pablo lo entendió muy bien, cuando citó Isaías 22:13 "comamos y bebamos que mañana moriremos" para exhortar a los Corintios a poner la mirada en las cosas de arriba explicando que si sólo para esta vida vivimos, somos seres muy miserables, entendiendo la Resurrección como fundamento de nuestra fé y la Vida Eterna.

Así que nosotros, no seamos como describe Pablo (Fil 3:19-21) quienes priorizan sus deseos y placeres físicos por encima de la Fé, con su mente solo en lo terrenal, y cuyo dios es su vientre, solo buscan estar saciados en sus necesidades momentáneas. no teniendo la mirada en lo Celestial, ni buscando las cosas de arriba donde está El Mesias sentado a la diestra del Padre.

"Los ojos de todos esperan en Ti, Tú les das su comida a su tiempo" (Salmo 145: 15)

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